Editorial

La cultura es el espacio natural donde la sociedad dialoga, disiente, se reinventa y de algún modo constituye al propio ser social; es decir, funciona en el marco de la sociedad civil donde la influencia de las ideas, las instituciones y las personas se ejerce no a través de la dominación política, sino a través del diálogo y del consenso ciudadano. Por tanto, si hay un espacio donde debe anclarse la democracia y el desarrollo de los hombres y mujeres es precisamente en la cultura.
Lo que es significativo no es tanto su contenido, como el hecho que se comparta. Esas representaciones comunes ofrecen una cierta preorganización del mundo, un mapa compartido con el que orientarnos. La cultura es al mismo tiempo memoria común (una misma lengua, una misma historia, unas mismas tradiciones) y un conjunto de reglas que permiten la convivencia (convenciones sociales, códigos de conducta).
Las democracias del futuro tienen una de sus pruebas más decisivas en su capacidad de desarrollar la cultura para así contener a sociedades cada vez más plurales. Una democracia es más potente, al contrario de lo que a veces se afirma, no cuanto más consenso tiene, sino cuanto más conflicto es capaz de contener, contando con medios para lidiar esos conflictos, reconducirlos al marco común de convivencia. En la misma línea, podemos decir que no es más fuerte un estado cuanto más homogéneo culturalmente sea, sino cuanta más heterogeneidad cultural sea capaz de contener. Ese será uno de sus valores esenciales. De no avanzar por esa vía, los incentivos a la desarticulación social crecerán.

Mtro. Luis Fernando Ruz Barros

miércoles, 4 de febrero de 2009

17 DE FEBRERO

El Carnaval tuvo sus orígenes en el Imperio Romano, la festa pacsa (fiesta loca) se organizaba tradicionalmente por los actuales meses de marzo-abril en honor del Dios Baco, para agradecerle su benevolencia en su labor grata por la vida en la tierra. Se tiene conocimiento que tal festividad no era igual que las que se efectúan actualmente internacionalmente, pues en aquellas, se usaban meretrices y gladiadores pasear por la Vía Imperial de la antigua Roma, tal calle terminaba en Palacio imperial, donde el Emperador y su Emperatriz eran los calificadores de elegancia y porte.
Con el tiempo pasamos al catolicismo, que ha peleado con tal festividad por usarse en tiempos cuaresmales, tal religión tiene un pensamiento de herejía hacía dicha fiesta, una especie de obra del demonio.
Se dice, que los antecedentes del Carnaval en nuestro país se remontan al año de 1866, durante la intervención francesa y el Imperio de Maximiliano I.
En la ciudad de Veracruz, los antecedentes del carnaval se encuentran en esa misma época en la que el prefecto superior del departamento Domingo Bureau otorgara los permisos correspondientes parta las celebraciones.
No es hasta el Domingo 1° de febrero de 1925, cuando se nombra el primer Comité Directivo del Carnaval de Veracruz.
El Ayuntamiento de Veracruz, a través de la Dirección de Cultura y el Gobierno del Estado de Veracruz presentarán el libro: ¡Que viva por siempre el carnaval jarocho! De Gonzalo Martré.
En 245 paginas, Gonzalo Martré resume una vida de alegoría, fiesta y tradición. Los Reyes de la alegría que no dejaran de bailar, Mayeyo I, Tano I, La Cotorra ferrocarrilera, Tiburón II, que junto con el pueblo brindaron de calor y color las fiestas de carnaval del puerto de Veracruz. Anécdotas como el carnaval de los Locos de 1931 organizado por Pepe Frade, las aventuras de Popocha I en 1953 y muchas otras, las podrá encontrar el lector en esta importante obra.Como presentadores del libro se contará con la presencia de Emilia Labordette Perea, ex reina del Carnaval 1986 y el reconocido escritor Dr. Ángel José Fernández, investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas y Literarias de la Universidad Veracruzana. La cita es en al auditorio del museo de las ciudad, a las 18:00, del día 17 de febrero del presente año.

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