Editorial

La cultura es el espacio natural donde la sociedad dialoga, disiente, se reinventa y de algún modo constituye al propio ser social; es decir, funciona en el marco de la sociedad civil donde la influencia de las ideas, las instituciones y las personas se ejerce no a través de la dominación política, sino a través del diálogo y del consenso ciudadano. Por tanto, si hay un espacio donde debe anclarse la democracia y el desarrollo de los hombres y mujeres es precisamente en la cultura.
Lo que es significativo no es tanto su contenido, como el hecho que se comparta. Esas representaciones comunes ofrecen una cierta preorganización del mundo, un mapa compartido con el que orientarnos. La cultura es al mismo tiempo memoria común (una misma lengua, una misma historia, unas mismas tradiciones) y un conjunto de reglas que permiten la convivencia (convenciones sociales, códigos de conducta).
Las democracias del futuro tienen una de sus pruebas más decisivas en su capacidad de desarrollar la cultura para así contener a sociedades cada vez más plurales. Una democracia es más potente, al contrario de lo que a veces se afirma, no cuanto más consenso tiene, sino cuanto más conflicto es capaz de contener, contando con medios para lidiar esos conflictos, reconducirlos al marco común de convivencia. En la misma línea, podemos decir que no es más fuerte un estado cuanto más homogéneo culturalmente sea, sino cuanta más heterogeneidad cultural sea capaz de contener. Ese será uno de sus valores esenciales. De no avanzar por esa vía, los incentivos a la desarticulación social crecerán.

Mtro. Luis Fernando Ruz Barros

miércoles, 4 de febrero de 2009

14 DE FEBRERO

Actualmente existe en el mundo un movimiento creciente de renovación del concepto de circo que implica la fusión entre las técnicas tradicionales, las artes escénicas y las nuevas tecnologías.
Lo anterior ha permitido el desarrollo de esta expresión artística así como el nacimiento de nuevas propuestas en el ámbito escénico mundial, surgiendo al mismo tiempo nuevos espacios y formatos de representación.
La historia del circo en nuestro país tiene un gran potencial debido a que cuenta con una gran tradición circense de reconocimiento mundial con registros de actos acrobáticos realizados en el periodo prehispánico. Es sorprendente cómo a pesar de la crisis que el circo tradicional padece a nivel global, tantas empresas familiares de circo continúen funcionando en México como es el caso de los Hermanos Fuentes Gasca, los Hermanos Vazquez, o los Hermanos Ataide.
El Proyecto Fibonacci es una iniciativa de la compañía de circo contemporáneo canadiense Les 7 doigts de la main (7DDLM). Que cuenta con siete años de existencia, tres espectáculos en gira mundial, más de 700 funciones y más de 500,000 espectadores. Les 7 Doigts de la Main, dejan la huella de sus dedos en cada uno de sus proyectos y creaciones, que son siempre antes que otra cosa, la expresión de la experiencia colectiva humana.
El proyecto busca la creación de un espectáculo multidisciplinario que destaque el trabajo colectivo de artistas de distintas nacionalidades, que tienen como objetivo sumergirse en un proceso creativo constante y latente que aluda a la búsqueda de la conciencia humana, la solidaridad y el encuentro cultural a partir del arte.
El Proyecto Fibonacci se encuentra dirigido a jóvenes y público en general. Los jóvenes, al ser de los grupos sociales más vulnerables, requieren de espacios y alternativas de índole artística y deportiva que permitan inducirlos a convertirse en potenciales agentes activos de la transformación de su entorno. A través de este tipo de intercambios culturales, los jóvenes son capaces de reconocer las realidades en distintas latitudes y de generar para si mismos y para su comunidad, propuestas propias que den salida a sus intereses y prerrogativas.

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